Alejandro G. Calvo: “Hay una evidente falta de apuesta por las ideas originales en la industria norteamericana.”

El aclamado crítico de cine y director de SensaCine prepara el estreno de su próximo “A Quemarropa”, además de la entrevista que hará al día siguiente con Chadwick Boseman en Londres.


Alejandro G. Calvo hablando en uno de los vídeos de SensaCine: https://www.youtube.com/watch?v=hRyiZfEKUqg



¿Cómo has pasado de ser ingeniero a ser crítico de cine?

Desde muy pequeño ya sabía que quería ser crítico de cine. Con todo el dinero que ganaba de mi primer trabajo, cuando daba clases particulares en la carrera, lo gastaba en libros de cine o cintas ‘VHS’. Entonces, cogía las revistas de cine y recortaba las críticas para luego archivarlas, pero había muchas pelis que no tenían crítica, así que las escribía yo. Así empecé a escribir crítica de cine, y creo que esto no lo he contado nunca... 



¿Crees que es difícil destacar en el mundo de la crítica, compartiendo una opinión?

Si la crítica es sólo opinión, fracasas. Da igual destacar, lo que importa es el trabajo y que esté bien hecha. Yo no he destacado nunca hasta ahora, y he sido muy feliz. Además, hago las críticas para mí, pero en el caso de los vídeos, es un trabajo que requiere un 50% en ambas partes [refiriéndose a Verónica Melguizo, realizadora y editora del contenido audiovisual], y además ella tiene el ‘final-cut’, siendo los ‘A Quemarropa’ los únicos vídeos que veo antes de que se suban, ya que son muy especiales y requieren muchísimo trabajo. Luego, llegas a mucha gente que al segundo te contesta, y no puedo tratar de contentar a todo el mundo. Si mintiera para ello, nada de mi trabajo tendría sentido. Por ejemplo, como pasó con la última de Star Wars, que me siguen insultando. Puedo estar equivocado, pero no me voy a adaptar a los gustos del público. Un crítico de cine que no diga lo que piensa, que se dedique a otra cosa.



¿Alguna vez has experimentado presiones económicas, si es que las hay?

Realmente, no van nunca a la crítica. A los distribuidores les gustan mucho las críticas que hacemos, y me piden que les haga video-críticas, pero les digo que no, porque las hago si quiero y puedo, no es negociable. Llegó una vez una orden de compra de una publicidad que querían que hiciera vídeo-crítica de una de sus películas, confiando en que me iba a gustar, y les dije que la rechazaran. No vendemos críticas a distribuidoras. Nunca he tenido ningún problema en dejar bien o mal una película; no hay presiones económicas. En los medios, creo que las ventas deben de ir por un lado, y el contenido por otro. Esto me parece una de las peores cosas de mi trabajo.





Alejandro G. Calvo en una vídeo-crítica sobre Joker: http://www.sensacine.com/noticias/cine/noticia-18579451/



¿Eres capaz de ver una película sin analizarla?

No. Este año es el año en el que más pelis he visto desde que nació mi hijo Nicolás. Creo que a día de hoy he visto unas 300, pero también es el año en el que menos series he visto en los últimos ocho.



¿Crees que las secuelas tratan de imitar la facilidad de seguimiento que tienen las series, y su éxito?

Hay una evidente falta de apuesta por las ideas originales en la industria norteamericana. [Mientras dibuja un gráfico de árbol en una pizarra] Me fascina lo que ha hecho Marvel. Es decir, tú tienes un tronco en el que están las películas con las que empiezan [escribe Capitán América, Hulk, Thor, Iron Man… ] y entonces empiezan a salir ramas, donde ya se cruzan los personajes, y de aquí salen nuevas ramas y personajes [Los Vengadores, Black Panther, Capitana Marvel… ]. Pero a la vez, es un universo compartido con las series de Netflix. Todo está interconectado, y con esto Marvel te crea una urgencia bestial en que, para que puedas ver la nueva película, tienes que haberlo visto todo. El modelo es fascinante, pero si el cine se convierte sólo en esto, tenemos un problema. Todo el mundo quiere este modelo, porque es una máquina de hacer pasta y el cine es una industria, al fin y al cabo. DC ha fracasado, pero Fast & Furious o la saga de Expediente Warren resulta que igual van por ahí. En el fondo este modelo es como el concepto de las series pero, algebraicamente hablando, mucho más ambicioso.
Además, hay mucha gente que dice que las series son el cine para vagos. Yo no comparto eso. Sin embargo, sí es cierto que son trece horas, no son dos, y no sólo eso. Luego, tengo que convencer a mi mujer de que vamos a hacer una serie, porque yo no llego aquí al trabajo y me pongo a ver Westerns [risas]. Tengo muy poco tiempo libre, por lo que cuando los niños se van a dormir ya puedo ver la tele, pero si mi mujer quiere ver otra cosa significa que tengo que esperar a que se duerma ella, con lo cual ya empezamos a reducir. Sin embargo, tengo la suerte de que me deja ver muchas cosas, es muy cinéfila.



Con “Érase una vez en… Hollywood” de Tarantino, ¿ves una evolución en su forma de narrar?

[Mientras dibuja la estructura de la película]. Es importante que un cineasta evolucione, y la estructura de esta película es apasionante. Tiene una primera hora larga en la que no pasa nada: es una foto de Hollywood en los años 60, y la cámara parece que vuela entre los personajes. Es el placer por narrar, y eso Tarantino no lo había hecho nunca así. Luego, te ejecuta tres narraciones en paralelo; dos van hacia delante y una hacia atrás. O sea, va desde un relato lineal que era una foto, a tres relatos simultáneos, siguiendo a todos los personajes. Además, la peli tiene una secuencia impresionante, que es la del rancho de los Manson, donde todo se concentra de repente en una secuencia de terror y suspense bestial, y ya luego está el final que es divertidísimo y loquísimo. La estructura es Tarantino, lo que pasa es que la primera hora llama mucho la atención.
Los personajes han evolucionado en su forma de hablar y conectar entre ellos, pero eso ya empezó en Malditos Bastardos. Esta gente no habla como los gangsters de Pulp Fiction, y es importante que los cineastas evolucionen. 



¿Existe la película perfecta?

No. He visto muchas películas que creo que son perfectas, pero lo que nunca conseguiremos es que el 100% de la Humanidad esté de acuerdo. Por ejemplo, El Padrino: Parte II, Centauros del Desierto, Vértigo… Siempre vas a encontrar a alguien que te pondrá una pega, y al revés. Una frase de Julio Wallovits decía: “No hay un museo que albergue la película perfecta como hay un museo que alberga el metro”. El cine es libre, es una expresión artística tremendamente amplia, bonita y divertida, con lo cual hay muchas películas perfectas de muy distintos tipos, colores, sensibilidades… También habrá películas imperfectas que serán incluso mejores que las “perfectas”.



¿Cómo se comparan las películas entre sí?

Yo no comparo películas, cada una se merece una aproximación particular. La película la valoras siempre no en función de tus expectativas frente a ella, sino de entender las expectativas que tendría el director a la hora de hacerla y si las ha cumplido o no. Cada película se valora en función de sí misma. Estoy con la lista de las mejores pelis de esta década y he puesto La Lego película en el top 10 [risas]. Sí que las comparo cuando tienen algo obvio y significativo que sea común entre ellas, por ejemplo, si son del mismo director. Con la última de Scorsese, tienes que hablar de Casino, Uno de los nuestros… Si saco la baraja del cine clásico, acaba con la crítica contemporánea. Como crítico, es tu deber tener el suficiente conocimiento como para saber hacer esa aseveración.



¿Es el presupuesto un condicionante para la calidad de la película?

Dando por hecho que el presupuesto usado es el que el director requería, no. Satyajit Ray, por ejemplo, tiene unas películas maravillosas rodando a la gente del pueblo indio en su devenir diario. No les doy más valor a las películas según su presupuesto, o su nacionalidad. El cine africano, quitando Marruecos y Egipto, es absolutamente ignoto. He visto bastantes pelis, en festivales sobre todo, los llamados ‘cines periféricos’, y hay que estar preparado, al igual que con Bollywood. Me gusta ver el cine como un todo, y trato de verlo todo e interesarme por todo. Obviamente hay cosas que no me gustan, pero no me pongo barreras.



Has entrevistado a personalidades muy importantes, como Tarantino, Joaquin Phoenix... ¿Cómo te preparas para ello?

Una vez la persona está de acuerdo con la entrevista, tu deber como profesional es que eso salga de la mejor manera posible. No me suelo poner nervioso, me hace muchísima ilusión y estoy disfrutando del momento. Lo que hago es preparármelo: Abro la libreta y al principio no se me ocurre nada. Esa falta de ideas se tiene que traducir en, mínimo, 10 preguntas, porque tienes 5 minutos. Si son 20, mejor, de las cuales le vas a hacer las tres mejores. La primera pregunta tiene que entrar sí o sí. Cuando vienen a plató es muy divertido, y de hecho ahora vamos a volver a hacer directos aquí. Hubo una época en la que les poníamos karaokes, y cuando vinieron los de Baby Driver, Edgar Wright, Ansel Elgort y Eliza Gonzalez, cantaron ‘Despacito’. Estábamos todos llorando de la risa, y funcionó. Salimos en todos los medios americanos por ese vídeo. Fue un show que no volvimos a repetir tan fuerte. Lo que realmente me apasiona es sentarme con un director, preguntarle cosas y que me cuente cosas, sin tonterías. Eso me pasó con Almodóvar, Tarantino, Michael Mann o David Cronenberg. Con los actores es diferente, porque es más auto-promo que una entrevista en sí, no sientes que te estén contestando a nada. A ver qué tal mañana con Chadwick Boseman… [risas]. Por ejemplo, la de Joaquin Phoenix estuvo bien, es un tío súper raro.




Durante una entrevista con Tarantino sobre su última película: https://www.youtube.com/watch?v=fRpcD1o-xKs&list=PLXDak_Kd_Ash9QVrQDBjoxm_PG4AsTnwv&index=21




Si tuvieras la oportunidad de vivir dentro de una película, ¿cuál sería?

En un Western [risas]. No, debe de ser horroroso montar a caballo con un dolor en las ingles terrorífico, de espalda… Sería lo contrario de las películas violentas que me gustan. Cuando eres joven es más fácil pensar que quieres ser un goonie [sonríe].
En cuanto a mi película favorita, siempre digo Taxi Driver, porque en distintos momentos de mi vida estaba ahí, y es la que me metió en todo esto. No sé si es tan buena. Descubro al año 10 obras maestras, pero sí. Nunca me habían preguntado esto… Bueno, voy a decir en una en la que se duerma mucho y se esté tranquilo.



Hablemos de cine y música...

Son absolutamente indisociables, aunque no haya música, porque eso ya implica algo. Hay distintas maneras de usar música en las películas: está la música incidental o no diegética, y la diegética. Cómo el director usa un tipo de música en una película te cambia el valor de la escena. Scorsese es un gran ejemplo, usa siempre canciones de la época en la que transcurre la película, o lo que hace Tarantino, coger música de otras películas y meterlas en imágenes nuevas. Tiene que ver con el montaje cinematográfico, con el significado. Si el cine clásico siempre era una gran composición orquestal acompañando a unas imágenes, en la “Nouvelle Vague” cortaban las canciones por la mitad, o la canción seguía cuando el plano se acababa...






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